domingo, 29 de julio de 2012

Abuela dos

Al otro día, la otra abuela. No sé por qué el recorrido. No lo pensé, me salió. Una abuela, otra abuela.

Cuando abrió la puerta, dos cerraduras y pasador en un octavo be, me tocó la cara con las manos y sonrió. Siempre dice "Tanto tiempo" 
El tiempo es tan raro. No quiero ni pensar en si existe o no porque me da vértigo.


Tiene noventa años, y tiene tos. Sólo tos. Y algunas tristezas. Dice "Acá ando, como puedo"
Tiene la piel divina. Sus pensamientos son tan agudos y tan rápidos. Me contó que ya no se compra el diario porque le gusta mucho leerlo, y entonces se pasa todo el día leyéndolo y no hace otra cosa. Me dijo eso mientras tendía unos trapos en el lavaderito.


Me regaló botones, una caja de lata y unos libros de mi abuelo. Me dio varios ya. Iba recorriendo la biblioteca y me preguntaba ¿Einstein te interesa?


Cada vez que voy hay fotos diferentes en la biblioteca. Había dos en las que yo aparecía. Una de cuando tenía más o menos ocho años, toda despeinada. Y otra de más chica con mi hermano Martín.


Yo soy medio ratona y me interesa todo. Me traje los viajes de Marco Polo. Fascinante. Yo creo que me hubiera ido a la mierda como Marco Polo. 


Se siente fuerte el viento en el octavo. Pensé mientras la abuela revisaba sus mails. 


También me dio un chocolate. 
Me parezco a ella en que nos gustan demás los chocolates. 
Y en que somos exageradas y dramáticas, a lo García Lorca.

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